En los últimos años, el consumo de Internet no ha dejado de crecer y las redes sociales están viviendo una auténtica época dorada. Tan solo con echarle un vistazo al último estudio sobre tendencias digitales y el uso que hacen los usuarios de Internet en todo el mundo, realizado por Hootsuite, podemos observar que la cifra de usuarios de redes sociales asciende hasta los 4.200 millones de usuarios, lo que representa un crecimiento interanual de más del 13%. Además, tan solo en nuestro país, el 80% de los usuarios de Internet se conectan cerca de 2 horas diarias a sus perfiles de redes sociales.
En este contexto, y teniendo en cuenta estos datos, son pocas las compañías que no cuentan actualmente con presencia en todas o, por lo menos, alguna de las redes sociales disponibles. Este mismo motivo supone que los usuarios tengan acceso a miles de campañas digitales que, en muchas ocasiones, pasan desapercibidas debido a la masificación. Por eso, el principal objetivo de nuestra estrategia pasa por aportar un valor diferencial a nuestra audiencia y aquí es donde entra en juego la creatividad, una herramienta determinante a la hora de diferenciarnos de nuestros competidores, y de conseguir una presencia positiva en las redes sociales.
Para lograrlo, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que estar siempre presentes es algo complejo. Son muchas las empresas que tienen la creencia de que una presencia de manera continua en las redes sociales les convertirá en tendencia o les hará estar en un primer plano, pero esto tiene el riesgo de generar el efecto contrario. Por eso, la creatividad y la relevancia son nuestras principales herramientas, de las que tenemos que hacer un buen uso si queremos llegar a ser queridos y recordados en las redes sociales. Y cuando logremos conseguir esto, los usuarios perdonarán nuestras interrupciones, porque les entretendrá. El objetivo es claro: no se trata de estar ahí, sino de ganarse el derecho de estar ahí.
En segundo lugar, a la hora de hablar sobre la creatividad en las redes sociales tenemos que saber diferenciar entre rapidez y agilidad. La creatividad no es algo que se pueda medir en segundos o en likes. Cuando entramos de lleno en el mundo de las redes sociales, la agilidad es la principal clave de nuestro éxito, pero tenemos que saber diferenciarla de la rapidez. La agilidad se caracteriza por la capacidad de pensar en tres dimensiones como marca, en ser capaz de pivotar y seguir siendo coherente, en saber estar en la red y en cualquier otro contexto siendo igual de relevantes y de creativos.
La agilidad consiste en hacer surgir las ideas de todas las maneras que sea posible, incluso de crear todo un nuevo canal de medios. No tenemos que limitarnos a ser ágiles, sino que tenemos que definir nuestro objetivo en pensar de manera ágil.
Por último, tenemos que tener muy presente que la disrupción no es suficiente para lograr el éxito. Un claro ejemplo de ello ha sido la marca Trump, que en los últimos años ha sido mucho más disruptiva que cualquier campaña publicitaria. Pero eso no quiere decir que haya gustado o que haya sido creíble. Aunque funcionó y llegó a convencer a muchos estadounidenses, al final, como muchas campañas en redes, terminó desplomándose. Este ejemplo pone de manifiesto que, sin duda, la disrupción es una buena herramienta si se sabe utilizar. La disrupción necesita inteligencia y una gran estrategia para funcionar.
Todo eso pone de manifiesto la necesidad de contar con una estrategia creativa muy bien definida, que delimite claramente un buen uso de la presencia, la agilidad y la disrupción en la presencia de nuestra marca en las redes sociales. Solo así lograremos alcanzar el éxito que todas las empresas están buscando.